Artículo publicado en El Vocero.
La empresa Century Frozen Foods, que opera bajo la marca de Kikuet, recibió a EL VOCERO en su planta en Canóvanas, para mostrar cómo se hace la fritura con el borde trenzado, llamada por algunos como empanadilla y por otros como pastelillo.
De entrada, y para salir de una las preguntas que genera mayores pasiones en conversaciones cotidianas, le pregunté al gerente general de Century Frozen Foods, Mario Chalas y al director Aníbal González, cómo identifica a la fritura con la trenza.
“Por lo menos lo aceptado en la industria es que la empanadilla tiene un cierre hecho a mano, es más grueso porque no es prensado. En este caso, el cierre a mano de la empanadilla tiene un concepto adicional, estás uniendo tres capas de la empanada. Es bien particular de Puerto Rico. Las de Argentina y otras no tienen el tamaño ni la forma. Es un producto único. Es un elemento bien importante en el balance de relleno con la trenza. Y la trenza aporta a eso”, explicó Chalas.
“La trenza se hace a mano. No hay máquina que pueda cerrar eso de una manera que es una trenza que se conoce aquí en Puerto Rico”, agregó González.
Mientras, aseguró que el pastelillo se le conoce a la fritura cuyo cierre se hace con un tenedor o con una máquina de prensar.
“Lo que nosotros más vendemos es la empanadilla de pizza. Es un clásico por lo cual se conoce Kikuet. La típica empanadilla de pizza con Icee ese es el top seller”, dijo González.
Antonio Sierra, el supervisor de producción, fue quien explicó la elaboración de este producto, no sin antes recalcar que el nombre correcto del producto es empanadilla. Entre los ingredientes que lleva están: salsa de pizza, queso, especias, harina, agua y azúcar.


Primeramente, se prepara la mezcla de harina con otros ingredientes y se coloca en unos carritos que se depositan en el hopper, donde pasará por un proceso en los cuales se va amasando y aplanando la masa dándole la textura y grosor deseado para formar la plantilla.
Luego, el relleno, que es creado por cocineros mezclando una combinación de quesos y salsas, es colocado en la masa por una depositadora automática para asegurar el peso requerido.
“Tiene un relleno único. Muchas compañías han tratado de hacerlo igual, pero el de nosotros es el pionero. A la gente le gusta, lo favorece”, enfatizó Chalas.

Después, la masa, ya con el relleno, pasa por la cortadora para definir el tamaño de la plantilla.
La plantilla con el relleno llega a las empanadilleras que terminan este último proceso con la magia de sus manos. Doblan, sellan y tuercen para crear el trenzado que distingue a una empanadilla.

“Tenemos de 70 a 100 expertos en manufactura, personas que llevan elaborando el producto de forma artesanal por más de 15 años”, afirmó Chalas.
Luego, las empanadillas se envuelven y son colocadas en el conveyor que la lleva a control de calidad. Cada caja es identificada con la fecha de expiración y número de lote que ayuda a mantener una trazabilidad del producto final.
Finalmente, se lleva al congelador donde se mantiene una temperatura controlada y monitoreada.
El producto tiene una duración de nueve meses.

¿Y cuánto se produce en esta planta que ubica en Canóvanas?
“Se hacen de 45 a 50 millones de empanadillas al año. En Puerto Rico se comen más empanadillas que en Estados Unidos. Aquí básicamente cuatro veces más que en Estados Unidos”, sentenció Chalas, al destacar que el consumo está atado a un asunto cultural.

Las empanadillas y en general las frituras se consumen a cualquier hora: de desayuno, almuerzo, cena, en cumpleaños y para distintas celebraciones como en juegos de pelota y en actividades de recaudación de fondos.
La empresa con más de 35 años en Puerto Rico confecciona una variedad de frituras puertorriqueñas como la empanadilla de pizza, pastelillos de carne y pollo, sorullos, alcapurrias, rellenos y arepas, entre otros.
Kikuet cuenta con dos plantas de producción en Carolina y Canóvanas y Kikuet y emplea unas 300 personas.
